Llegamos a Illgau a las seis y media de la tarde con Sonia y Carlos. En cierta esquina, punto de encuentro con las otras tres parejas, nos esperaba el guía. Tras una breve presentación de la zona nos subió en un minibus hasta los 1300 metros donde están las pistas de esquí.
Raquetas en los pies, bastones en mano y luces en la cabeza, la fila india comenzó el recorrido de una hora.
Estaba planeado hacer la caminata ( Schneelaufen, en alemán) bajo la luz de la luna llena, pero ésta apenas se veía borrosa detrás de las nubes. Igualmente, la claridad del cielo dejaba ver por lo que apagamos las luces y disfrutamos de la experiencia "al natural".
Hubo un tiempo de descanso amenizado con Lebkuchen (la típica torta de origen alemán) , punch de naranja y té. Todos recuperados, seguimos la caminata hacia abajo.
Más pronto de lo que esperaba, debimos devolver todo el equipo. Pero Corine y Steve, a cargo de la organización, cerraron con un broche de oro esta experiencia inolvidable: fondue de queso ( chaes fondue) en un restaurant montado en una cabaña de madera.
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www.sonnenhuette.ch. La foto no hace honor del lugar, tan lindo. |
Y como a propósito, al terminar asomó la luna, redonda y perfecta.