Translate

Translate

21 March 2014

Epilogo

Y como ocurre siempre en la vida, en todo lo bueno se esconde algo malo. En el caso de las expatriaciones, lo son las despedidas. Aun me cuesta creer que esta vez nos toca a nosotros. Ya habiamos despedido amigos. Algunos se fueron mas tristes, otros no tanto, pero creo que ninguno se fue contento. Quizas sea asi en cada experiencia, o quizas solo ocurra en Zug. En un lugar de 47000 habitantes conviven 127 nacionalidades. Sin embargo, no se escucha una protesta, ni una bocina; el transporte publico cumple a rajatabla horarios y recorridos; practicamente no se ve un papel tirado en la calle. No se ven mas que lindos paisajes, a excepcion de gruas que construyen sin parar ( seguira siendo asi?). Seguramente habra aspectos negativos, que no vienen al caso ya que aqui hemos sido felices durante algo mas de tres años. Hemos hecho de los amigos nuestra familia. Los hemos disfrutado en buenos momentos y los hemos sentido a nuestro lado en alguna oportunidad no tan feliz. Llego el momento de despedirnos, pero nos los llevamos con nosotros, en el corazon, en tantas cartas, regalos, fotos y memorias diversas. Nos llevamos una cabeza increiblemente abierta, una mirada diferente del mundo. Enriquecimos nuestro español, mejoramos nuestro ingles, aprendimos ( mas o menos!) el aleman. Revivimos nuestro pasado. Mantuvimos nuestras costumbres ( hasta las divulgamos!) . Disfrutamos a tope de cada dia, cada vivencia, cada nuevo lugar. Nos enamoramos de este pais, de este continente, de su gente y sus tradiciones. Viajamos por aqui y por alla, y recorrimos todo cuanto pudimos. Les mostramos a nuestras hijas lo maximo de cada rincon. Descubrimos que mantener y que mejorar. Aprendimos mas que nunca en la vida. Por todo esto, y aunque sea dolorosa cada despedida, volveriamos a repetir. Gracias a cada uno de ustedes por acompañarnos, desde cerca o desde lejos. Ojala volvamos a encontrarnos. Hasta siempre! Fermin, Clara, Malena y Lucia.

Alpamare

Mientras mama paseaba por Viena, papa organizo un dia en Alpamare. Este relato es dictado por Male y Clari: M: En Alpamare habia una pileta con olas que se acababan y mientras las olas se acababan yo me tiraba desde el tobogan de agua, pero a Maitane le daba miedo y gritaba. Y yo me tiraba muchas veces por otro tobogan llamado Bala Bala que tenia luces de colores arriba y terminaba donde terminan todos los toboganes mas fuertes. Y yo me tire con papa en un tobogan que necesitabas flotadores con forma de circulo y necesitabas empujarte con las manos. Yo saque mis brazos y lo ayude a papa para ir mas rapido y termine en el mismo lugar que en el Bala Bala. La comida era muy diferente por que cada uno cocinaba lo que comia en el restaurant. Comimos wurst con papas fritas. Yo me tire algunas veces con papa, Maitane y Jorge en el tobogan del pinguino ( Ice Express) donde tenias que contar cuantos animales veias pintados, pero era imposible porque ibas bastante rapido. Aitana y Arrieta decian que eran sombras. Las grandes vieron eso, pero las mas chiquitas no vimos ningun animal. C: Male y papa se tiraban sin una alfombra. Despues los grandes, Aitana, Cian , Arrieta y yo, nos tirabamos en unas de las alfombras acostados. Los grandes fueron a las piletas de afuera de agua helada y nos metimos en el jacuzzi de adentro con agua caliente, pero que en realidad es agua normal para una pileta que esta adentro. Nos divertimos mucho M: fue un tiempo muy largo, pero no se me paso largo porque me parecio muy divertido. Cuando volvimos a Zug nos fuimos a comer unas pizzas a Ristorante Da Carmen. M: antes fuimos a casa y tomamos una merienda rapida.

10 March 2014

Una pandilla en Viena

Pensado muchos meses atrás, concretado semanas antes de nuestra vuelta a Argentina, este viaje superó las expectativas de organizadoras y pasajeras.
El primer asunto era la agenda de ocho maridos muy bien dispuestos y amorosos. Salvado ese obstáculo, pudimos comprar los tickets de avión ( desde Zurich, uno de los más baratos).
Tempranito, el sábado por la mañana, volamos siete latinas en el vuelo compartido entre Swiss Air y Austrian Airlines. Hubo quienes interrumpieron el silencio del vuelo y obligaron a un par de pasajeros a cambiar de asiento. El único disgusto de la aventura fue la pérdida irreparable del Ipad de Raquel, lo que a mi criterio, vale un reclamo a la aerolínea correspondiente. Omitiendo esta contrariedad, el viaje fue el más divertido que he vivido. Como lo ha llamado Fermín, "el viaje de egresadas".
La cuestión es que desde el aeropuerto llegamos al centro de la ciudad mediante el CAT, un tren impecable que en dieciseis minutos nos dejó a tan solo una parada de metro del hotel, ubicado en Schwedenplatz. A las 10, apenas depositadas las valijas ( utilizaré el sinónimo español en alguna otra parte del relato!!!) , comenzó un paseo que no acabaría hasta la madrugadas del día siguiente.
Cinco minutos caminando por Rotenturmstrasse y ya estábamos en las puertas de la Catedral, de estilo gótico y en refacción. Ahí nomás comenzó la oferta de conciertos por parte de muchos vendedores políglotas vestidos con ropas tradicionales de Austria. Escuchamos primero a uno, y luego a otros, hasta descartarlos a todos al final.

Dejamos Stephanplatz para doblar en Grabenstrasse, una calle peatonal, ancha, con edificios muy elegantes, mesas al sol y muchos comercios abiertos.


La ciudad entera se está preparando para la primavera, por lo que muchos de los monumentos y edificios se encuentran en plena refacción.
Tras pasar por Petersplatz y calles aledañas, donde están los locales de las marcas mas reconocidas, entramos a un mercado gourmet. Cuánto chocolate, cuánto vino!



Sonia nos mostró una confitería que en su viaje anterior había visitado. Resultó ser "Hofzuckerbakerei Demel", un clásico en esta ciudad. Por dentro, todo divino y delicioso!

















Estábamos ya a pasos nomás de Hofburg, tambien conocido como "Kaiserappartaments", la residencia oficial en invierno del Emperador Francisco José (cariñosamente, "Paco Pepe") y su mujer Elisabeth (mundialmente conocida como "Sisí ", o entre nosotras, "Chavela") .


Pantallazo breve al Volksgarten y a la Spanischehofreitschule ( en español,  Escuela española de equitación), para luego volver a la catedral donde encontramos a Barbara, quien sería por el resto del día nuestra guía por la ciudad. Que lindo conocer a su hermano mayor y su sobrina!
Almuerzo express en el primer lugar que encontramos con espacio para ocho, un mercado/ bar de Neuermarktplatz.

Con más energías y otro ánimo, retomamos la caminata por Kartnerstrasse, otra peatonal repleta de gente, de lindos escaparates y sobre la que se encuentra el local de Swaroski y su vidriera espectacularmente decorada con cristales (por supuesto!). Al final, a mano derecha, nos encontramos con la Opera. En esta oportunidad, por ser día de funciones, no se podía acceder.
Ya estábamos caminando por el anillo que delimita el casco antiguo con el que no lo es. Doscientos metros y entramos por los portones de rejas al Burggarten, un parque originalmente hecho para la familia imperial y luego abierto en 1919 al público. Gente descansando al sol, jovenes estudiando, alguno haciendo música.


Sobre el parque, la Schmeterlinghaus ( Casa de mariposas), un edificio que alberga un invernadero de palmeras dentro del que funciona el restaurant Palmenhaus. Tanto sus mesas de la terraza, que balconea sobre el parque, como como las de adentro estaban ocupadísimas. Es que era una tarde soleada, ideal para un café mirando el verde.
Seguimos caminando hasta que llegamos a Maria Theresien Platz, una plaza ubicada entre dos palacios muy lindos. Uno alberga el Museo de Arte y el otro el de Historia Natural.


 Un poco más adelante, el Museumsquartier. Un complejo de edificios remodelado que contiene varios museos, restaurants y una explanada donde se reuniría toda la gente joven en noches de verano.


El contingente siguió su ruta hasta pasar por delante del Parlamento, un edificio blanco muy lindo y bastante más moderno que los anteriores.
Frente a la Rathaus ( la Municipalidad), una pista de hielo muy divertida: una ruta que zigzaguea y pasea a los patinadores a lo largo de un parque.


Enfrente, el Burgteather ( o Teatro del Pueblo) y en la esquina, nuestro objetivo: el Café Landtmann. Es un café tradicional de Viena, abierto en 1873 por el señor Franz Landtmann. Aquí es donde se reúnen políticos y artistas para ver y hacerse ver. No podíamos ser menos y seguimos la recomendación de Carmen: reserva a las 4 de la tarde. El clásico del lugar: Café Melange, con Sacher Torte ( y alguna otra).


Caminando hacia el centro, encontramos los Fiaker estacionados en la puerta del Hofburg. Este carruaje típico, tirado a caballos, ofrece un paseo de veinte minutos por las calles del casco histórico matizado con los comentarios del cochero.
Después del correspondiente pago al buen hombre, entramos a St Stephan, la catedral de la ciudad. Muy linda, por dentro.
Despues de que algunas compráramos los chocolates típicos, caminamos hasta el hotel.
Algo así como una hora más tarde ( unas descansaron, otras no pararon de reirse), estábamos de vuelta en Stephanplatz, pero esta vez en la puerta de entrada de Do&Co, un hotel que además de habitaciones, ofrece un lounge en el sexto piso y un restaurant una planta más arriba. Que cena más divertida! Baile y buenos tragos para festejar mi cumpleaños. Inolvidable! Lo recordaré durante los próximos treinta y seis años! Gracias tambien a las que no pudieron estar: que sepan que el reloj casi marcaba las tres de la mañana cuando llegamos al hotel!
Fué dificil levantarse a la mañana siguiente, pero nada que un buen desayuno no pueda solucionar! Después de un par de cafés, y de despedirnos de Barbara que visitaría a su familia, partimos a Schonbrunn Schloss, el comúnmente llamado "Palacio de Verano" de la familia imperial. Construido como estancia de caza, fue declarado  Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Hicimos un tour con audioguía por este palacio amarillo, aprendimos sobre los entretelones de los Habsburg y luego recorrimos parte de su parque. Solo una parte, por que es tan enorme, que haría falta un día entero para conocer sus jardines, glorieta, laberinto, parque de juegos, etc.





Luego de que Marian G. y Sonia partieran ( tomaron un vuelo más temprano) , las cinco restantes ( Adriana, Marian V., Fernanda, Raquel y la que escribe, Lucía) subimos al metro.
Llegamos rato mas tarde a Belvedere, un palacio elegantísimo, de estilo barroco, que alberga tres museos y un hotel. Entre las obras mas reconocidas de sus museos se encuentra "El Beso", de Gustav Klimt. Adriana no dejó de ver esta exposición mientras las demás terminamos relajadas el almuerzo en la planta baja del palacio.


Si la visita al palacio fue rápida, más rápida fue la corrida hasta llegar al CAT que nos devolveria al aeropuerto, previo paso por el hotel para retirar las maletas. Ni hablar de la reprimenda que nos dió el guardia del tren por sentarnos en la escalera del vagón!
Tanto apuro no fue necesario, ya que luego el tiempo en el freeshop fue más que suficiente, pero pasará a ser otra anécdota más de este inigualable fin de semana.
Y hecho este relato, me dí cuenta que tecla tras tecla se convirtió en una crónica de viaje. Sin ponerme melancólica, quiero dejar claro que no ha sido este un paseo de amigas: fue un fin de semana inolvidable que disfruté con parte de esta gran familia que hemos hecho en Suiza. Las quiero con toda mi alma!



 



05 March 2014

Como golondrinas, en Miami

Buscamos sol y calor, después de 5 días de invierno neoyorkino y 5 meses de niebla e invierno suizo, suave, pero invierno al fin. Para ello volamos tres horas desde el aeropuerto de Newark ( NJ) y aterrizamos en Miami. 29 grados a las 7 de la tarde.
El plan no era otro que descanso, calor, paseos, algo de playa, y poco de shopping. Lo cumplimos al pie de la letra.
Cómo nos gusta Miami! Personalmente creo que no debe haber otro lugar en el mundo como esta ciudad, abarcando en ella la orilla que comienza en Fort Lauderdale y termina más al sur de Coral Gables.

Ofrece lo que uno busque, desde teatros, acuario, museos infantiles, centros comerciales que toman muchas horas para recorrer, parques naturales, plazas de juegos, playas, restaurants de todo tipo y presupuesto, fiesta, torres grandiosas, casas de película y de las mas sencillas. Hay tranquilidad y hay ruido, solo hay que saber dónde buscar cada cosa.
Como decía antes, el objetivo primario era el descanso después de tres años de expatriación intensos y una repatriación en puerta. Por eso, no hubo mayores planes.

Las chicas disfrutaron a tope la pileta y las dos tardes de playa en Hollywood Beach. Recorrimos en auto Fort Lauderdale (como sopla el viento aquí!), South Beach y su movida nocturna, Coral Gables ( donde todo, todo es en español, más que en cualquier otra parte de la ciudad), Coconut Grove y sus marinas, Key Biscayne y un paseo frustrado por el acuario (nada barata la entrada para las tres horas que teníamos!), Aventura y sus centros comerciales, Sawgrass y su mall gigantesco, Downtown...

De Miami, la primera imagen que se me viene a la mente

Hollywood Beach


Plaza de juegos en Key Biscayne
Acuario en Key Biscayne, la próxima vez con mas tiempo

De Downtown a South Beach



Hallandale Beach



Downtown

Lo cierto es que disfrutamos de los seis días sin parar. Miami recargó nuestras pilas!

Una vuelta a la Gran Manzana ( New York)

Buscando un invierno verdadero, por que el frío se fue de Suiza en Febrero, aterrizamos en New York un sábado 15 de Febrero después de un vuelo directo de 9 horas.
Ni bien salimos de la boca del subterraneo, el viento helado y la nieve nos chocaron de frente. Refuerzo de abrigo y a descubrir esta ciudad increíble.
A pocos metros del hotel, Times Square. Un espectáculo fascinante que hace olvidar el frío, el viento y lo que fuera. Carteles luminosos, música, gente por todas partes... y el local de M&M. Los confites en todos sus colores, tamaños y versiones. Así empezaron las chicas, así de encantadas.


El segundo día sería mas largo que el primero y comenzaría en la 5ta avenida. Domingo por la mañana, quizás sea el momento más tranquilo para recorrer esta famosa arteria. Y aprovechando la tranquilidad matinal, subimos al Rockefeller Center. Antes de llegar al piso 70, donde se encuentra el mirador, intentamos sacar la foto a este rascacielos que contiene 19 edificios y ocupa casi 9 hectáreas. Con la cámara en el suelo pudimos abarcarlo todo.

"Top of the Rock" es el nombre de las dos terrazas desde las que se puede observar la ciudad. La vista de todos los lados merece el ticket de entrada y los controles de seguridad.

Downtown desde "Top of the Rock", en el piso 69 del Rockefeller Center

Central Park desde el mismo piso
El edificio alberga viviendas, oficinas, comercios, los estudios de la NBC ( donde Jimmy Fallon hace su Talk Show), restaurants y la que supongo que será una de las pistas de hielo mas famosas. 
El paseo por la misma avenida nos obligó a entrar a comercios clásicamente sugeridos en las guías de turismo: American Girl Shop, NBA. Entretenimiento para todas las edades. 
El descanso del mediodia se dió en la Grand Central Station, la estación de trenes con más tránsito del país. También se ha convertido en un ícono de la ciudad. Una hamburguesa en Shake Shack nos dió las energías necesarias para seguir el circuito planeado. 


A poquísimas manzanas, el Chrysler Building, y un poco más allá, donde la 5ta se une con la  calle 34, el Empire State. 
Aquí fue momento de doblar y caminar por la 7ma avenida, conocida como la Avenida de la moda. A las chicas este giro les trajo suerte ya que un florista muy simpático les regalo la flor más gigante que jamás hayan visto. 

Con este entretenimiento, lo que restaba hasta Times Square se les pasó muy rápido. Y en cuanto llegamos a la esquina donde se ubica la tienda Toys 'R Us la flor quedó en el olvido. Adentro, cualquier chico se vuelve loco. Clari encontró en el tercer piso el rincón de las golosinas, y allí aplicó parte de sus ahorros. En cambio Male, eligió gastarlos en un ticket para la Vuelta al Mundo instalada allí mismo. 

Cuando pudimos sacarlas de ese paraíso, continuamos el paseo por la 5ta avenida, a esta hora repleta de gente, hasta la emblemática esquina del Plaza Hotel, del Central Park. Cubierto de nieve, este parque no pierde el encanto, mucho menos a la hora que se prenden las luces de los edificios. Los carruajes a caballo pasean decorados y las familias con chicos se tiran en trineo, o simplemente dan una vuelta por un lugar con muchas actividades en verano y con bastante menos en invierno. 




Tambien en esta esquina queda FAO Schwarz, que es la juguetería mas antigua del país, famosa por sus animales de felpa en tamaño natural, muñecas, y su piano gigante (se vende en algo más chico, para colocar en el piso de su casa). Es decir, otro lugar que desvive a cualquier chiquito. Aquí terminó Male el segundo día en Manhattan.


El día siguiente, President's Day, no amaneció menos helado. En metro, llegamos hasta Battery Park, desde donde salen los barcos y taxis acuáticos que hacen el viaje hasta la Estatua de la Libertad y Ellis Island. 

Monumento al Soldado desaparecido, en Battery Park
Aunque las guías turísticas hablan de ciertos tours gratuitos, no los encontramos y por ello nos hicimos de los billetes que se venden en el Clinton Castle. La vista desde los botes tanto de la isla, como de New Jersey, Brooklyn y sus puentes, es impresionante.  


Una vez arribado el barco, se puede descender y acceder a la Estatua de la Libertad, y de hecho, subir hasta la corona que rodea su cabeza. Es un monumento realmente muy lindo. Tan bien hecha está que da ganas de quedarse mirando sus detalles durante horas.  


En nuestro caso, no estábamos dispuestos a escalar los 355 escalones con cinco grados bajo cero y dos niñas. Por eso optamos por seguir el paseo en el barco, sin descender ni aquí ni en Ellis Island ( el primer punto de América que pisaban aquellos inmigrantes que llegaron a este pais en el 1800). 

Dos horas mas tarde ya estábamos de vuelta, listos para recorrer Downtown, Wall Street, el toro frente a la Bolsa de New York, los alrededores de Ground Zero, donde estuvieron las Twin Towers ( se puede ingresar al parque creado en memoria de todas las victimas ), Trinity Church ( aquella iglesia localizada enfrente y que cumplió un rol de contención fundamental ante los atentados), Century 21 ( una tienda gigante donde se puede encontrar ropa de grandes marcas a precios mas accesibles)... 

   
Desde Down Town, seguimos nuestro propio circuito que recorría Chelsea, un barrio de tiendas de moda, Chinatown, Soho (barrio ubicado bajo Houston Street, a lo que le debe el nombre). Las chicas y yo fascinamos con Pearl River Mart, considerado el negocio mas famoso de este barrio, pero ubicado casi casi en Chinatown. Todo tipo de productos asiáticos repartidos en dos pisos. Broadway al 400, y más allá, es donde están todas las marcas conocidas y dentro de todo accesibles. A las marcas más exclusivas  hay que buscarlas en las calles internas. 


Greenwich Village es un barrio tranquilo, que tiene un encanto especial. De edificios bajos, calles con árboles, pequeños restaurants de todos las especialidades y mucha movida nocturna. 


Aquí terminamos este tercer día, casi todos comiendo comida mexicana ( menos Male, que cayó rendida sobre el primer plato) . Imposible seguir caminando, subimos a un taxi despues de mucho tiempo ( un lujo en Suiza, bastante más accesible en NYC) .

Dejamos para el dia siguiente el Upper East Side: Park Avenue, Lexington. El barrio mejor cotizado de la ciudad. 


La primera escala fue en Sony Wonder Technology Lab, un museo de tecnologia gratuito para grandes y chicos. Con todo tipo de juegos con scanners, cámaras, música y entretenimiento nos entretuvimos un rato largo.
 Transcurrido un tiempo, se hizo la hora de visitar el Museum of Modern Art ( MOMA), no muy lejos de allí. Aquí se exponen obras de artistas como Andy Wharhol o Van Gogh. Es uno de los museos más reconocidos de la ciudad y por eso está abarrotado de gente desde bien temprano. 
Por la cantidad de gente que se detiene frente a esta obra de un artista ruso, quizas sea una de las mas interesantes del MOMA 

vista de los rascacielos de la ciudad desde el hall de entrada del MOMA

Andy Wharhol

Si bien la modalidad local es comer en los carritos de la calle, que ofrecen todo tipo de comida y estan estacionados en todas las esquinas, tanto frío obligaba a almorzar algo caliente, sentados y con calefacción. No es éste un problema en New York: la oferta es bien variada y las cocinas están abiertas a toda hora.


El High Line Park es un parque de un kilómetro y medio de largo hecho sobre lo que fuera una vía de tren. Al estar elevado, ofrece una vista muy linda de la ciudad. 
Después de pasar por H&B, un negocio inmenso de tecnología con muy buenos precios, ubicado en la 9th avenue, caminamos hasta la calle 30 y subimos las escaleras que dan comienzo a este parque que se extiende sobre los techos de la ciudad y ofrece vistas preciosas de Meat Market, Greenwich, Chelsea, el río Hudson, la Estatua de la Libertad... 



Caminamos hasta la calle 14, y descendimos a pocos metros del Chelsea Market, un mercado gourmet instalado en lo que fuera originalmente la fábrica de galletitas Nabisco. Cupcakes de Eleni's para las chicas (un local irresistible para cualquier dulcero) y café de Sarabeth's para los grandes. 


Camina que te camina, aparecimos nuevamente en la 5ta avenida, justo frente a Build a Bear, una jugueteria temática que encandiló a Clari. Lamentablemente, se quedó con las ganas por que llegamos en el momento mismo que cerraba las puertas hasta el dia siguiente. Compensamos con la típica pizza neoyorkina de Sbarro's y dimos por terminado el día. 

Comenzó con lluvia nuestra última jornada en la ciudad. Si bien nos permitió caminar por el Upper West Side, el diluvió llegó cuando alcanzamos el Museum of Natural History, frente a Central Park. Este museo es excelente y vale la pena dedicarle mucho tiempo ya que abarca historia natural desde la época de los dinosaurios y expone sobre geografía, habitantes y naturaleza todos los continentes e incluso el espacio. 

 

Y bajo la lluvia nos despedimos de esta ciudad atrapante, que nos encantó a todos.