Se puede optar por ir hasta su cima (2000 mts), desde Alpnachstadt, pero elegimos hacer un programa mas divertido para las chicas aunque resignáramos la vista desde la cumbre.
Llegamos a Kriens en 25 minutos de auto. Desde aqui parte un cablecarril super nuevo y lindisimo que te lleva hasta el primer punto (1025 mts sobre el nivel del mar), llamado Krienseregg.
Este punto es muy bonito por que tiene una plaza de juegos increible para los niños y una vista de la montaña impresionante.
Pero el mismo cablecarril te lleva a un segundo destino (1400 mts s.n.m.) llamado Frakmuntegg. Aquí hay dos atracciones: un parque de tirolesas fantastico para mayores de 8 años ( tan bien hecho está que la mayor parte de la gente que se ve es adulta, preparada con todo lo necesario para pasarse las 3 horas permitidas trepando y descendiendo entre los arboles), y el tobogán más largo de Suiza: 1350 metros de acero serpeante. Ni Clara ni Fermín quisieron perdérselo.
Aparte hay unos juegos infantiles muy lindos, pero Malena se quedó dormida sin poder disfrutarlos.
Ascendimos directamente a este último punto. Y después de un almuerzo bien sabroso (Wurst grillados) comenzó una experiencia que definitivamente no olvidaremos:
Si bien teníamos el ticket para descender a Krienseregg en el cablecarril el día estaba realmente muy lindo, los carteles indicaban que el descenso hasta allí tomaba una hora de caminata y yo (particularmente yo) estaba con ganas de descubrir esos senderos de montaña tan pintorescos que se observaban desde el aire, por lo que decidí que bajaríamos caminando por el bosque. Por supuesto, a cambio de un helado para Clari y otro para Fermin!
Desde la partida el camino no era amigable para familias con niñas pequeñas, con cochecito, sin bastones ni calzado adecuado. Pero insistí por que esperaba que ésto mejorara... y por que hay un punto en que no hay retorno. Definitivamente, la vuelta en subida sería imposible!
Un poco sosteniendo el cochecito para que no cayera cuesta abajo con Malena dormida, otro poco levantandolo entre ambos y otro poco zigzagueando, llegamos a un cruce de caminos en el medio del bosque donde debimos optar si por izquierda o por derecha. Optamos por izquierda y comenzamos un sendero mas angosto que el carrito, cerrado y con raices sobresaliendo... el cochecito volcó, y yo también.
Con mi arrepentimiento a cuestas, Malena en brazos y Clari agarrada de mi codo volvimos atras y tomamos el camino de la derecha. Fermín nos seguía con el stroller plegado y en andas, mientras en voz bien alta me agradecía los nuevos paseos que estaba conociendo.
Claramente, el sendero de la derecha era el indicado ya que aquí, al menos, pasaban familias ( bien equipadas) y montañistas. Por eso, mas tranquilos, disfrutamos de este recorrido a orillas de un arroyo, bien señalizado y mantenido.
Finalmente, luego de 90 minutos estresantes arribamos a la plaza de juegos ansiada y todo quedó en un anécdota ( que aún siento en muslos y gemelos! ).
Y como de toda vivencia se aprende destaco las siguientes enseñanzas:
- Desde arriba todo se ve muy diferente.
- El bosque puede ser interminable.
- A algunos caminos mejor no recorrerlos.
- Sin ésta experiencia no hubiera sido lo mismo!
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