Enseguida buenos amigos (los Zubialde) responden al aviso y organizamos ir al Zoo de Rapperswil Jona, programa super promocionado por estos lares.
Llegamos hasta alli luego de manejar 40 minutos. Estacionamos en el parking habilitado para los visitantes del lugar (ojo! al que vaya, recuerde que debe poner las correspondientes monedas en la máquina "Zentrale Parkur" para que no le dejen una boletita por CHF 40 en el parabrisas!! ).
No soy amante de este tipo de parques, pero debo aclarar que éste sí me gustó mucho. Es un zoo pequeño que cuenta con animales que actúan en el Circo Knie. Los animales solo estan separados de las visitas por un simple alambrado, uno los puede acariciar (como, por ejemplo, a las jirafas) o montar ( ponies y elefantes). Y se les puede dar popcorn! Se vende en conos de papel y son aptos para consumo humano y animal. Asique por cada uno que las chicas compartían con las distintas especies, dos iban a su estómago.
Al tenerlos tan próximos se pueden observar hechos bien cotidianos: el camello no queria levantarse de su siesta, los monos jugaban entre ellos y el elefante tomaba una ducha para amainar tanto calor.
Para destacar, el show de las focas. Las hay patagónicas y europeas. Los animales "actuan" como para telenovela, los entrenadores son sumamente simpáticos y la música es muy buena (suenan los hits del momento!). Aquí también los niños pueden acariciar y sacarse una foto con los protagonistas.
Y para terminar, un rico café, helado y playground con muchos toboganes, cuerdas para trepar y chorros de agua.
La visita al zoo terminó a eso de las 3 de la tarde asique aprovechamos el viaje y recorrimos el centro histórico de Rapperswil. Que lindo que es! Y lo que más nos llamó la atención es que el supermercado estaba abierto y los restaurants todos estaban llenos de comensales, algo completamente atípico en una ciudad suiza.
Que buena idea hacer este paseo con amigos! Las chicas se entretuvieron muchisimo y los grandes charlamos sin parar.
Pero a las 5 de la tarde el humor de las mas pequeñas no era el mejor y el cielo se ponía cada vez mas oscuro por lo que emprendimos el regreso. Ni bien subimos a la ruta comenzó el diluvio, que no cesó hasta llegar a Zug.
Y así cerramos el dia con un moño.
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