Lyon

La vuelta desde Barcelona fue con un pasajero más (Abu Tita) que viajaba en el asiento trasero contando cuentos y viendo videos infantiles hasta que el Jet Lag lo durmió.
El tránsito era realmente agotador y hubo etapas que debimos hacerlas a paso de hombre.
Habiendo salido desde Barcelona a las 10 de la mañana, llegamos a Lyon (en Francia) a eso de las 5 de la tarde.
Después de hacer el check in, dejamos el auto en el hotel y nos tomamos el tranvía para descubrir el centro histórico de la ciudad: precioso. No en vano está declarado Patrimonio Histórico de la Humanidad por la UNESCO.
La vista desde el puente que cruza el rio Rhone a esa hora era espectacular, destacándose, sobre todo, la Basílica de Notre Dame, allá en lo alto de cierta colina llamada Fourviere. Al lado, una réplica de la Torre Eiffel.

Las callecitas del centro ya mostraban gente con ganas de empezar el fin de semana. La peatonal bien ancha desembocaba en una calesita con típica música francesa, demasiada tentación para las chicas. Después de todo un día arriba del auto la abuela las premió con una vuelta:

Y después, a elegir un restaurant entre tantos y tan lindos. Iluminados con luces de distintos colores, hacían mas pintorescas aun las callecitas en las que sonaba la música de grupos tocando en las esquinas.

Y antes de volver a dormir, un paseo nocturno entre fuentes y luces. Así llegamos a medianoche.