Al primer rayo de sol, luego de una primavera practicamente inexistente, subimos con siete familias amigas al Zugerberg, el cordón montañoso que se levanta detras de Zug.
A más de 1000 metros de altura, a los pies de un bosque húmedo y verde profundo, Fermín prendió el fuego dentro del tronco hueco de un arbol talado hacía tiempo. Solo se puede usar la leña dejada a tal fin en una casilla de madera. Terminamos lo que quedaba, por que las doce del mediodia, ya es tarde para encontrar leña, sitio para hacer el fuego o mesa de picnic.
La mayor parte de nosotros eramos inexpertos en esta tarea, pero para Corine y su marido Steeve no era ésta la primera barbecue. Venían preparados con una parrilla de camping y unas brochetes deliciosas que desaparecieron apenas se cocinaron.
En el medio del bosque, la charla se hizo alrededor de cervezas, wursts de variado sabor, panes y fruta. Coen y Raquel aportaron el toque español con su sidra gallega y su jamón ibérico. Sonia se ocupó de las frutas.
Los chicos jugaron entre arboles y en el pasto, y se diviertieron preparando el postre: mashmallows derretidos en el fuego.
Fue la oportunidad para despedirnos antes de las vacaciones de verano. En Septiembre habrá que festejar el reencuentro!
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