Despues de dejarla saltando de pelotero en pelotero, nosotros estacionamos para recorrer este pequenio pueblo en la orilla izquierda del lago Zurich. Confirmado! Hay que llegar a cada ciudad en sabado por la maniana para verla en movimiento y con la feria local funcionando a pleno: quesos, panes, verduras y frutas, flores, ropa y artesanias a lo largo de una o dos calles principales. De tanta gente, imposible sacar una foto.
Luego de dar un par de vueltas mas enfilamos para el lago para que Male aproveche los juegos en la orilla y se entretenga con los patos.
Luego, almuerzo y a buscarla a Clari, que salió feliz con globo, golosinas y bolsa de popcorn en la mano.
Pero el dia no terminó ahi!
Continuamos bordeando el lago hacia el canton de St Gallen. Casi al final de la vuelta, en Pfaffikon, comienza el puente que atravieza el Zurichsee de una orilla a otra: autos por el medio, trenes a mano izquierda y el puente peatonal (de madera) mas largo de Suiza a mano derecha. Al final, Rapperswil.
Es una ciudad medieval que nos encanto! Car-Free-town, hay que dejar el auto en uno de los 9 parkings habilitados para ello y recorrer la ciudad a pie. La ciudad vieja es realmente muy linda, con los tipicos edificios pintados, un castillo del 1800 que domina la ciudad y una iglesia muy bonita. La costanera, que es eterna de larga, estaba repleta de gente paseando.
Calor increible, nos tomamos un helado riquisimo y seguimos nuestro paseo, hasta subir a la muralla que rodea el castillo y desde donde se ven ambos lados del lago, la ciudad y las montanias de fondo. Arriba, todo armado para descansar mirando el mejor paisaje.
Ademas de que nos pareció una ciudad que se puede recorrer pefectamente con los chicos por que tiene juegos muy buenos y divertidos.
A las 5, ya agotados, encaramos el regreso, felices los cuatro.
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