Descubrimos este pueblo que queda a orillas del Lago de Lucerna, justo donde éste se reúne con otro lago, el Urnersee. Nos encantó su costanera con vistas bien abiertas a ambos lagos y a las montañas de la Suiza Central, los restaurants y bares a lo largo de ésta y otra calle perpendicular, su parque de juegos y su pequeño puerto náutico.
Si bien fuimos en días no hábiles tanto restaurants como comercios turísticos estaban abiertos, algo no tan usual en este país.
Su oficina de turismo ofrece varios programas de montaña para todo el año sacando ventaja de su ubicación tan estratégica (cerca de allí hay muchos centros de esquí importantes). Empezamos recorriendo el pueblo y haciendo un paseo en barco por el Urnersee, de un color turquesa increible.
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Esperando la partida del barco |
Hay varios barcos que parten desde su embarcadero con lo cual ofrece mas frecuencia que otras ciudades, pero cada bote hace un recorrido diferente que puede llevar más o menos tiempo. La vuelta completa que nosotros hicimos no toma mas de 90 minutos, pero se puede extender todo el día si uno decidiera bajar en alguna de las paradas para caminar entre montañas o quedarse en algunas de las playas. Solo es cuestión de esperar el próximo barco para volver.
El paisaje es divino y el paseo sirve para descubrir rinconcitos que de otra manera tomaría mucho más tiempo conocer.
El lago permite embarcaciones de todo tipo así que para las chicas fue divertido cruzar veleros, lanchas, botes y hasta tablas de Stand Up Paddle, un deporte que se practica muchísimo en los lagos.
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