El primer asunto era la agenda de ocho maridos muy bien dispuestos y amorosos. Salvado ese obstáculo, pudimos comprar los tickets de avión ( desde Zurich, uno de los más baratos).
Tempranito, el sábado por la mañana, volamos siete latinas en el vuelo compartido entre Swiss Air y Austrian Airlines. Hubo quienes interrumpieron el silencio del vuelo y obligaron a un par de pasajeros a cambiar de asiento. El único disgusto de la aventura fue la pérdida irreparable del Ipad de Raquel, lo que a mi criterio, vale un reclamo a la aerolínea correspondiente. Omitiendo esta contrariedad, el viaje fue el más divertido que he vivido. Como lo ha llamado Fermín, "el viaje de egresadas".
La cuestión es que desde el aeropuerto llegamos al centro de la ciudad mediante el CAT, un tren impecable que en dieciseis minutos nos dejó a tan solo una parada de metro del hotel, ubicado en Schwedenplatz. A las 10, apenas depositadas las valijas ( utilizaré el sinónimo español en alguna otra parte del relato!!!) , comenzó un paseo que no acabaría hasta la madrugadas del día siguiente.
Cinco minutos caminando por Rotenturmstrasse y ya estábamos en las puertas de la Catedral, de estilo gótico y en refacción. Ahí nomás comenzó la oferta de conciertos por parte de muchos vendedores políglotas vestidos con ropas tradicionales de Austria. Escuchamos primero a uno, y luego a otros, hasta descartarlos a todos al final.
Dejamos Stephanplatz para doblar en Grabenstrasse, una calle peatonal, ancha, con edificios muy elegantes, mesas al sol y muchos comercios abiertos.
La ciudad entera se está preparando para la primavera, por lo que muchos de los monumentos y edificios se encuentran en plena refacción.
Tras pasar por Petersplatz y calles aledañas, donde están los locales de las marcas mas reconocidas, entramos a un mercado gourmet. Cuánto chocolate, cuánto vino!
Sonia nos mostró una confitería que en su viaje anterior había visitado. Resultó ser "Hofzuckerbakerei Demel", un clásico en esta ciudad. Por dentro, todo divino y delicioso!
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhueX3WUVv-D7U0oPaGFUk2M0XJ41pSMKgszymTHh_si_2-E4-rSvEfOqdhGmXrmspsmv45-h4LZdQ32mxn9K7oOZT4q4qwXbdV1hsxmTvA_we32DTZIDEl92xLJDWdEBs6Yi9ArKbDYts/s1600/2014-03-06+13.06.03.jpg)
Estábamos ya a pasos nomás de Hofburg, tambien conocido como "Kaiserappartaments", la residencia oficial en invierno del Emperador Francisco José (cariñosamente, "Paco Pepe") y su mujer Elisabeth (mundialmente conocida como "Sisí ", o entre nosotras, "Chavela") .
Pantallazo breve al Volksgarten y a la Spanischehofreitschule ( en español, Escuela española de equitación), para luego volver a la catedral donde encontramos a Barbara, quien sería por el resto del día nuestra guía por la ciudad. Que lindo conocer a su hermano mayor y su sobrina!
Almuerzo express en el primer lugar que encontramos con espacio para ocho, un mercado/ bar de Neuermarktplatz.
Con más energías y otro ánimo, retomamos la caminata por Kartnerstrasse, otra peatonal repleta de gente, de lindos escaparates y sobre la que se encuentra el local de Swaroski y su vidriera espectacularmente decorada con cristales (por supuesto!). Al final, a mano derecha, nos encontramos con la Opera. En esta oportunidad, por ser día de funciones, no se podía acceder.
Ya estábamos caminando por el anillo que delimita el casco antiguo con el que no lo es. Doscientos metros y entramos por los portones de rejas al Burggarten, un parque originalmente hecho para la familia imperial y luego abierto en 1919 al público. Gente descansando al sol, jovenes estudiando, alguno haciendo música.
Sobre el parque, la Schmeterlinghaus ( Casa de mariposas), un edificio que alberga un invernadero de palmeras dentro del que funciona el restaurant Palmenhaus. Tanto sus mesas de la terraza, que balconea sobre el parque, como como las de adentro estaban ocupadísimas. Es que era una tarde soleada, ideal para un café mirando el verde.
Seguimos caminando hasta que llegamos a Maria Theresien Platz, una plaza ubicada entre dos palacios muy lindos. Uno alberga el Museo de Arte y el otro el de Historia Natural.
Un poco más adelante, el Museumsquartier. Un complejo de edificios remodelado que contiene varios museos, restaurants y una explanada donde se reuniría toda la gente joven en noches de verano.
El contingente siguió su ruta hasta pasar por delante del Parlamento, un edificio blanco muy lindo y bastante más moderno que los anteriores.
Frente a la Rathaus ( la Municipalidad), una pista de hielo muy divertida: una ruta que zigzaguea y pasea a los patinadores a lo largo de un parque.
Enfrente, el Burgteather ( o Teatro del Pueblo) y en la esquina, nuestro objetivo: el Café Landtmann. Es un café tradicional de Viena, abierto en 1873 por el señor Franz Landtmann. Aquí es donde se reúnen políticos y artistas para ver y hacerse ver. No podíamos ser menos y seguimos la recomendación de Carmen: reserva a las 4 de la tarde. El clásico del lugar: Café Melange, con Sacher Torte ( y alguna otra).
Caminando hacia el centro, encontramos los Fiaker estacionados en la puerta del Hofburg. Este carruaje típico, tirado a caballos, ofrece un paseo de veinte minutos por las calles del casco histórico matizado con los comentarios del cochero.
Después del correspondiente pago al buen hombre, entramos a St Stephan, la catedral de la ciudad. Muy linda, por dentro.
Despues de que algunas compráramos los chocolates típicos, caminamos hasta el hotel.
Algo así como una hora más tarde ( unas descansaron, otras no pararon de reirse), estábamos de vuelta en Stephanplatz, pero esta vez en la puerta de entrada de Do&Co, un hotel que además de habitaciones, ofrece un lounge en el sexto piso y un restaurant una planta más arriba. Que cena más divertida! Baile y buenos tragos para festejar mi cumpleaños. Inolvidable! Lo recordaré durante los próximos treinta y seis años! Gracias tambien a las que no pudieron estar: que sepan que el reloj casi marcaba las tres de la mañana cuando llegamos al hotel!
Fué dificil levantarse a la mañana siguiente, pero nada que un buen desayuno no pueda solucionar! Después de un par de cafés, y de despedirnos de Barbara que visitaría a su familia, partimos a Schonbrunn Schloss, el comúnmente llamado "Palacio de Verano" de la familia imperial. Construido como estancia de caza, fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Hicimos un tour con audioguía por este palacio amarillo, aprendimos sobre los entretelones de los Habsburg y luego recorrimos parte de su parque. Solo una parte, por que es tan enorme, que haría falta un día entero para conocer sus jardines, glorieta, laberinto, parque de juegos, etc.
Luego de que Marian G. y Sonia partieran ( tomaron un vuelo más temprano) , las cinco restantes ( Adriana, Marian V., Fernanda, Raquel y la que escribe, Lucía) subimos al metro.
Llegamos rato mas tarde a Belvedere, un palacio elegantísimo, de estilo barroco, que alberga tres museos y un hotel. Entre las obras mas reconocidas de sus museos se encuentra "El Beso", de Gustav Klimt. Adriana no dejó de ver esta exposición mientras las demás terminamos relajadas el almuerzo en la planta baja del palacio.
Si la visita al palacio fue rápida, más rápida fue la corrida hasta llegar al CAT que nos devolveria al aeropuerto, previo paso por el hotel para retirar las maletas. Ni hablar de la reprimenda que nos dió el guardia del tren por sentarnos en la escalera del vagón!
Tanto apuro no fue necesario, ya que luego el tiempo en el freeshop fue más que suficiente, pero pasará a ser otra anécdota más de este inigualable fin de semana.
Y hecho este relato, me dí cuenta que tecla tras tecla se convirtió en una crónica de viaje. Sin ponerme melancólica, quiero dejar claro que no ha sido este un paseo de amigas: fue un fin de semana inolvidable que disfruté con parte de esta gran familia que hemos hecho en Suiza. Las quiero con toda mi alma!
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