Repuesta Male de su fiebre, volvemos a la normalidad y con esto me refiero a que salimos las tres a descubrir nuevos paraisos, no muy lejos de nuestra morada.
Así es que hoy, martes por la tarde, manejamos por un camino regional digno de una película y que une Zurich con Sihlbrugg. A los 10 minutos de recorrerlo vimos asomar el lago Turlersee, su playa y su parque. Al grito de Clari "Ahí, mamá!", frenamos, estacionamos y bajamos.
Es un lago mas pequeño que otros, pero no por eso menos pintoresco. Rodeado de árboles, el reflejo del agua es verde oscuro. Sin embargo, es tan transparente que se ve cada piedrita del fondo.
Instalamos nuestro picnic en la playa de pasto impecable, con cientos de flores de trébol y ninguna espina. Justo al lado una familia tomaba coraje y bajaba cada escaloncito al agua helada, pero no era la única. De una punta a la otra, llena de chicos y chiquitos, mamás y bebitos con pales, baldes y demas juguetes. Con 26 grados centígrados parecía imposible frenar a Clara y Malena! Por suerte, vino un vientito y cambiaron el agua por los juegos infantiles (hamacas, túnel, tobogan, arenero...)
Se hicieron las 6 de la tarde, ya se habian prendido varios fueguitos para la cena y nosotras debíamos "prestarle" el auto a papá Fermín (hoy tenía futbol) asique emprendimos la marcha, agotadas!
Guardamos en el GPS este destino entre los favoritos por su cercanía, su parque impecable y su playa divina. Y al camino lo haría mil veces !!!
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