Atravesando la región de norte a sur se llega a Colmar, a 45 minutos de auto de Strasbourg. Su ciudad vieja es como una maqueta, pequeña, perfecta y bien pintoresca. Caminando se la recorre en un par de horas, pero cuesta decidirse por cuál de esas callecitas doblar y por cuál seguir ya que todo es... simplemente divino!
Es un pueblo que data del año 800 y hoy tiene 67000 sensados (definitivamente, solo encontramos unos cientos). Gran cantidad de personajes conocidos a lo largo de la historia provienen de esta ciudad, pero solo me animo a mencionarles al artista que hizo la Estatua de la Libertad, de New York: el Sr Auguste Bartholdi (1834-1904). Su casa natal hoy es museo y cuenta en su patio interior con una escultura que simboliza el mundo y que me encantó.
Pero Colmar vale la pena por las calles y arquitectura de su casco histórico. Todo está en perfecto estado después de un arduo trabajo de restauración que se llevó a cabo desde 1968 a 1974 y que obligó a trasladar a los residentes a nuevos barrios residenciales fuera de la ciudad vieja. Así cuenta con el pequeño barrio llamado "Quartier des Tanneurs" :
Con "Le Petite Venice" (de dos cuadras de extensión, no como parece en internet!)
Y el barrio de la Catedral (Collegium Saint Martin), que es realmente lindísima. Al igual que la de Strasbourg es de estilo gótico, pero sufrió bastante tiempo atras un incendio que obligó a reponer el techo, y el que tiene ahora es diferente a los de otras iglesias.
Agotados por el calor y el sol fortísimos, despues de almorzar en un típico y encantador restaurant francés ( QuircheLorraine, Spatzel, Pommes Frites, Torta de Apio...), hicimos un break en un parque fuera de la ciudad vieja. Juegos y Calesita brillante y con música tradicional francesa fueron suficiente descanso para emprender el camino hacia nuestro próximo destino: Kaisenberg. Ya nos vemos!
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